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lunes, 11 de octubre de 2010

Artista del arte barroco holandes

Jan Vermeer (Barroco en Holanda)

 No conocemos mucho acerca de la biografía de Jan Vermeer, los datos son oscuros. Se sabe que es admitido como maestro del gremio de San Lucas en 1653. Los especialistas apuntan a su posible formación con Carel Fabritius.
Vermeer recrea como nadie el ambiente de un país pequeño como es Holanda. Rechaza todo lo que implique grandeza, él es pintor de las pequeñas cosas. De pronto sus ojos, y después su pincel, son capaces de captar el encanto de un cabello, el brillo de un pendiente o la melancolía de una pequeña calle. Su amor hacia el detalle mínimo hace que se le compare con los primitivos flamencos.
La atmósfera de sus interiores nos hablan del cuidado con que trata lo cotidiano. La luz que emplea, tanto en interiores como en exteriores, es de suprema sutileza.


Obras de arte


Vermeer, Muchacha leyendo una carta, 1657, 83 x 64 cm, Dresden, Gemaldegalerie.

El cuadro nos muestra la esquina de una habitación, con la presencia de una mujer, leyendo una carta frente a una ventana abierta. La figura ocupa poco espacio en comparación con el tamaño total del lienzo. En primer plano destaca la habitual mesa cubierta por una alfombra, y sobre la que descansa un plato con frutas. Esta alfombra y este plato con frutas son los mismos que se pueden contemplar en otras obras del mismo artista Completan el mobiliario una cortina roja sobre la ventana y una silla situada en la unión de las dos paredes visibles.
El uso de estos elementos, la silla, la mesa del primer término, son recursos bastante utilizados por Vermeer para encajar las composiciones. En un primerísimo plano destaca un cortinón verde, suspendido de una barra horizontal, y recogido en el lado derecho del cuadro.  La protagonista lee absorta una carta, ocupando el centro de la composición. Viste un vestido verde amarillento y negro.



 
Vermeer, Calle de Delft, 1657-1658, 54 x 44 cm, Amsterdam, Rijksmuseum.

Vermeer nos presenta una fachada de ladrillos rematada con un aguilón en forma de aspillera, en paralelo al primer plano, donde observamos los adoquines de la calle. En la zona de la izquierda, y sin apenas transición, nos encontramos con una casa más baja, apreciándose entre ambas los tejados y aguilones de los edificios del fondo. La casa presenta todas sus contraventanas cerradas, lo que hace pensar que está cerrada al exterior, aunque la puerta permanezca abierta. Allí trabaja una mujer, concentrada en su encaje. Una pequeña puerta sostenida con puntales de madera da acceso al patio, donde podemos observar a una criada que se ocupa en una tinaja de agua. Vermeer se interesa por la luz, llenando el espacio de una clara iluminación para resaltar las diferentes tonalidades, especialmente el blanco de la cal y el rojo del ladrillo. Las pinceladas son rápidas, utilizando la característica técnica "pointillé" con la que reparte los chispeantes puntos de luz por toda la superficie del lienzo, pero sin renunciar a los detalles que aportan el suficiente verismo a la escena, a pesar de tratarse de una obra de reducido tamaño.



Vermeer, El taller del artista, 1665-1666, 120 x 100 cm, Kunsthistorisches Museum, Viena.

Podemos observar al propio Vermeer trabajando en su salón, pintando a la chica que aparece al fondo. Acaba de empezar el cuadro y va ricamente vestido, muy colorido y con sombrero, todo muy refinado.
La modelo sería Clío, la musa de la Historia, por llevar el libro y el trombón, vestida con manto de seda azul. Un amplio mapa de los Países Bajos está colgado en la pared y una lámpara con el águila de doble cabeza completa la escena.
El primer plano está en atrevida penumbra y el fondo resalta por su luminosidad.



Vermeer, Vista de Delft, 1661, 99 x 118 cm, The Mague Mauritshuis.

Vermeer no se prodigó mucho en los paisajes, de hecho solamente pintó dos.Se trata de una vista de los canales de Delft (Holanda), ciudad donde Vermeer nació, vivió y murió. La obra es espectacular por su realismo, retrata magistralmente la luz de Holanda, las casas de la época reflejadas con gran realismo sobre el agua, el cielo nuboso típico del norte.





Vermeer, El geógrafo, 1668-1669, 53 x 46 cm, Steadelsches Kunstinstitut.

Algo extraño es que aparezca la figura masculina solitaria en obras de este pintor.
En este caso un joven elegante y ostentosamente vestido hace sus cálculos con un compás sobre un mapa. De nuevo la luz penetra por la ventana de la izquierda y nos permite apreciar detalles como el globo terráqueo sobre el armario, los libros, la tela maravillosa sobre la mesa, las manos del chico, tan expresivas, los mapas enrollados por el suelo y la expresión pensativa del rostro.
La luz, los brillos y los colores son algo prodigioso hasta tal punto que crean una atmósfera recogida e intimista.





bibliografiahttp://www.arteyestilos.net/index.php?option=com_content&view=article&id=755:vermeer-de-delft&catid=44:biografias-de-pintores&Itemid=59
http://www.cossio.net/actividades/pinacoteca/p_03_04/vermeer.htm
http://www.epdlp.com/pintor.php?id=400

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