Vistas de página en total

lunes, 15 de noviembre de 2010

Reseña: Jose Clamente Orozco


El pasado jueves 7 de octubre del año en curso, asistimos el equipo de “las Abejitas” al antiguo colegio de san Ildefonso a observar la exposición “Pintura y Verdad”   dedicada a un gran artista José Clemente Orozco.

En la planta baja del colegio estaba una exposición acerca de la UNAM, el motivo de dicha exposición es la conmemoración de los 100 años, dicha exposición presenta información sobre las carreras que se imparte en la institución, además de algunos logros que ha recibido, tanto en el ámbito deportivo como en el científico.

En el primer piso empieza la verdadera exposición “Pintura y Verdad”. José Clemente Orozco es reconocido por los maravillosos y majestuosos murales que hacia, no solo aquí en México, sino en otros países como en Estados Unidos especialmente en New York.

Están expuestas obras de distintas facetas artísticas de Orozco, aún las poco conocidas, desde sus comienzos en la caricatura política, en la pintura de caballete, el gouache, el dibujo, el grabado etc. por ejemplo hay una sala donde había pequeñas caricaturas muy sencillas, pero que tenían un gran mensaje contra el gobierno, aquí pudimos observar que Orozco tenia ideas revolucionarias.

Pudimos observar que el manejaba diversas técnicas en diversos materiales; las que nos parecieron más importantes fueron estas:
·         Oleo sobre tela
·         Tinta sobre papel
·         Lápiz sobre papel
·         Punta seca
·         Temple sobre cartón
·         Carbón cobre papel
·         Tempera
Nos llamaron la atención por la gran complejidad de dicha técnica, la mayoría de las técnicas ya las habíamos visto empleadas en otras obras de distintos autores, pero la que nos fue nueva fue la de punta seca, por lo que pudimos observar en los dibujos realizados con esta técnica es que usaba papel blanco lleno de carbón (eso parecía) y lo iba raspando y dándole forma al dibujo, esto fue lo que suponíamos, no estábamos muy seguros, así que investigamos sobre esta técnica y concluimos en que estábamos equivocados porque dicha técnica consiste en que el artista dibuja la imagen sobre una lámina de zinc o de cobre, sin tratar, utilizando un instrumento que parece un lápiz, generalmente con punta de diamante. A medida que se va haciendo la incisión se va produciendo un surco, levantando a ambos lados una especie de suaves crestas de metal llamadas "rebarbas" o "rebabas".
Con esta definición pudimos observar la gran capacidad que poseía Orozco para dibujar; otra técnica que nos confirmó esto fue la de tinta sobre papel, ya que con trazos muy simples lograba hacer grandes representaciones además este tipo de material no se puede borrar muy fácilmente, así que prácticamente Orozco no se podía equivocar (bueno, solo un poco)  al usar esta técnica.

En esta exposición no solo se conocieron los distintos tipos de materiales que utilizo si no también los bocetos que hizo para diferentes obras realizadas, eso fue lo que mas nos llamo la atención, los dibujos a lápiz son muy interesantes.
Uno de los vigilantes que se encontraban en la exposición nos dijo que hacia muchos bocetos o borradores ya que el al comenzar un mural o pintura el no copiaba u observaba algún dibujo si no que lo hacia a pulso y memoria, por ello nos damos cuenta del talento. Hacia por partes los murales, por ejemplo un mural en el cual aparecían 5 personas, lo primero que hacia es hacer un boceto sumamente sencillo a lápiz, el cual se denominaba: “estudio para…” de cada uno de las personas, luego procedía hacer otros bocetos en los cuales agregaba mas detalles, hasta que tenia todos los elementos necesarios para el mural, los plasmaba en distintas técnicas, como el oleo, temple, tempera, etc. Esta información nos las dio el vigilante
Las obras que mas me gustaron fueron las de la Conquista, los conflictos sociales, la falsedad y la injusticia, los sacrificios y los ideales, la revolución ya que no solo son obras hermosas sino también con un muy buen objetivo.

En general nos pareció una buena exposición ya que es un homenaje a un gran muralista con buenos ideales que lograron sobresalir, sus murales son muy inspiradores para los que lo contemplan por la gran técnica y mas que nada por los ideales plasmados.

Artista del Barroco Español

Bartolome Esteban Murillo (Barroco en España)





Nació en Sevilla, España, en 1617 donde vivió hasta su muerte en 1682.
Fundó una prestigiosa escuela de arte en 1660 que dirigió con gran habilidad. Su obra fué muy amplia y variada, siendo en su mayor parte de tema religioso ya que la iglesia era el mayor mecenas de los artistas, excepción hecha de la monarquía.
También pintó delicadas escenas de niños, adolescentes y minuciosos retratos. Su pintura, basada en el estudio de la escuela italiana y flamenca, se adapto al gusto y la devoción de su país, llegando a ser un pintor de gran prestigio y consideración.
La influencia de Murillo en la pintura española se extendió hasta el siglo XIX, fundamentalmente en Sevilla. Actualmente está considerado como uno de los grandes maestros de la historia del arte y sus cuadros se reparten con prestigio en todos los grandes museos del mundo.


obras de arte



Murillo, La Sagrada Familia del pajarito, 1650, 1,44 X 1,88 m., Óleo sobre lienzo, Museo del Prado, Madrid.

La Sagrada Familia del Pajarito, recibe ese nombre por el pajarillo que el Niño Jesús muestra al perro. Son figuras elegantes pero no dejan de poseer cierto realismo; el protagonista es el Niño Jesús, iluminado por un potente foco de luz procedente de la izquierda que provoca contrastes, dejando el fondo en total penumbra sobre el que se recortan las figuras, aunque junto a San José se vislumbra el banco de carpintero. hincada  yace Maria comineod una manzana.



Murillo, El buen pastor, 1660, 1,64 X 1,10 m., Óleo sobre lienzo, Museo del Prado, Madrid.

En el Evangelio de San Juan (10, 11-14) se compara al Cristo con el Buen Pastor que da su vida por sus ovejas. Esta sería la posible base documental de este trabajo de Murillo. El Niño Jesús se sitúa en un paisaje con una referencia arquitectónica al fondo, sentado sobre algunos restos clasicistas y dirigiendo su mirada al espectador. En la mano derecha lleva la vara del pastor y con la izquierda acaricia al cordero, quien también dirige la mirada hacia nosotros. La composición se estructura con una pirámide característica del Renacimiento mientras que la pierna y la vara se ubican en diagonal para reforzar el ritmo del conjunto.



Murillo, Los Niños de la Concha, 1670, 1,04 X 1,24 m., Óleo sobre lienzo, Museo del Prado, Madrid.

Murillo es uno de los mejores pintores de niños de la pintura española. Murillo nos presenta a los niños a orillas del río Jordán, eligiendo el instante en el que el Niño Jesús ofrece la concha a su primo. En primer plano, un corderito - símbolo de Cristo - contempla la escena, mientras que la parte superior presenta un Rompimiento de Gloria con tres ángeles muy difuminados. La composición está inscrita en un triángulo, siendo la cabeza de Jesús el vértice superior. Los contrastes de luces y sombras son sorprendentes y otorgan una especie de bruma a la escena, bruma conocida como "efecto vaporoso" que caracterizará las últimas obras del pintor. La combinación de idealismo y realismo también es significativa; su pincelada se hace más suelta, aunque el colorido es similar, con predominio de gamas oscuras.




Murillo, La Inmaculada de la Media Luna, 2,06 X 1,44 m., Óleo sobre lienzo, Museo del Prado, Madrid.
Otra Inmaculada diseñada con la misma composición estructural pero diferente en cuanto la expresividad del personaje. Su triunfo no es exultante: el rostro está pálido, su expresión melancóloca y con la vista perdida, parece que buscase a su Hijo en los cielos.
Su estilo vaporoso permanece en este cuadro al igual que el modelo de belleza devota de otras figuras.



Murillo, La Virgen del Rosario, 1950-55, 1,64 x 1,20 m., Óleo sobre lienzo, Museo del Prado, Madrid.


La devota sociedad española del Barroco solicitará a los pintores un importante número de imágenes de la Virgen María debido a que los protestantes estaban cuestionando muchos dogmas relacionados con ella, como la virginidad o haber sido concebida sin pecado original. Una de ellas es la Virgen del Rosario, donde aparece María sentada con el niño en brazos, sosteniendo el rosario con la mano derecha. A pesar de estar juntos apenas se relacionan entre sí, ya que miran hacia el espectador; sólo sus mutuos abrazos les ponen en contacto, omitiendo los juegos de miradas entre madre e hijo. Los tonos que emplea son bastante oscuros aunque intenta alegrar la gama cromática con el rojo y el azul, símbolos de martirio y eternidad respectivamente.


bibliografia